
Colin Powell, quien sirvió a los presidentes demócratas y republicanos en la guerra y la paz, pero cuya excelente reputación quedó manchada para siempre cuando compareció ante la ONU e hizo afirmaciones erróneas para justificar la guerra de Estados Unidos en Irak, murió a causa de las complicaciones del COVID-19. Tenía 84 años.
Un veterano de la guerra de Vietnam, Powell ascendió al rango de general de cuatro estrellas y en 1989 se convirtió en el primer presidente negro del Estado Mayor Conjunto. En ese cargo, supervisó la invasión estadounidense de Panamá y más tarde la invasión estadounidense de Kuwait para derrocar al ejército iraquí en 1991.
Pero su legado quedó empañado para siempre cuando, en 2003, compareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU como secretario de Estado y defendió la guerra de Estados Unidos contra Irak. Citó información errónea que afirmaba que Saddam Hussein había escondido en secreto armas de destrucción masiva. Las afirmaciones de Irak de que no tenía tales armas representaban "una red de mentiras", dijo al organismo mundial.
En un anuncio en las redes sociales, la familia de Powell dijo que estaba completamente vacunado.
“Hemos perdido a un esposo, padre y abuelo extraordinario y amoroso y un gran estadounidense”, dijo la familia. Powell había sido tratado en el Centro Médico Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland.
Powell fue el primer funcionario estadounidense en culpar públicamente de los ataques terroristas del 11 de septiembre a la red al-Qaida de Osama bin Laden e hizo un viaje relámpago a Pakistán en octubre de 2001 para exigir que el entonces presidente paquistaní Pervez Musharraf cooperara con los Estados Unidos. Los Estados persiguen al grupo afgano, que también tenía presencia en Pakistán, donde bin Laden fue asesinado más tarde.
Como primer secretario de Estado del presidente George W. Bush, Powell dirigió un Departamento de Estado que dudaba de la convicción de las comunidades militares y de inteligencia de que Saddam Hussein poseía o estaba desarrollando armas de destrucción masiva. Y, sin embargo, a pesar de sus reservas, presentó el caso de la administración de que Saddam de hecho representaba una gran amenaza regional y global en un discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU en el período previo a la guerra.